La vivienda fue cedida a la familia hace décadas por su situación precaria, pero la Diócesis de Canarias la vendió en 2006. El contrato obligaba a respetar allí la estancia de sus ocupantes hasta que fallecieran, sin embargo, la mercantil compradora cree que ya puede ordenar el desalojo. Y la justicia le ha dado la razón.

Toni Ferrera, eldiario.es / Las Palmas de Gran Canaria / 24 de enero de 2025
Fernando Herrera, de 60 años, vive desde que nació en una de las llamadas “seis casitas” del barrio de Argana, en el municipio de Arrecife, la capital de Lanzarote. Esas viviendas fueron levantadas hace décadas por un grupo de feligreses con la intención de dar cobijo a las familias más humildes de la localidad. Los terrenos eran propiedad de la Iglesia. Y allí se instalaron los padres de Herrera y sus hermanos, que poco a poco fueron pasando de vivir en “tres habitaciones de piedra” a construir un hogar.