Eso parece o así lo insinúa el señor ministro de la cosa de la Cultura, que la Cultura no quita lo valiente. Pero con tanto tiempo dedicado a la alegría del baile, no ha caído en la cuenta de que la Mezquita fue construida para Mezquita. Y la Catedral para Catedral, sobre el terreno público formado por el solar de la Mezquita. Y el Patio de los Naranjos para juegos de niños, paseos de adultos y regocijo de ancianos. No se construyeron para considerarlo medio de obtener una “ayudita” para el Cabildo catedralicio hasta hace muy poco tiempo, cuando se los apropiaron el Arzobispado ú obispado correspondiente. El señor Ministro reconoce sin rubor el carácter religioso de la Mezquita, pero pasa por alto su superior carácter de Bien del Común. Un bien común no puede ser privatizado por nadie, ni siquiera por el Gobierno, porque debe seguir siendo del Común. De propiedad común.
