El gobierno y los registros deberían acelerar la identificación de todos esos edificios y lugares para hacerlos volver cuanto antes a su legítimo propietario
Una manifestación por los bienes inmatriculados en una imagen de archivo. MANU GARCÍA
Sería del máximo interés saber a ciencia cierta qué diríamos si prestaran una casa a alguien para que tenga dónde vivir, y la inscribiera a su nombre en el Registro y luego la vendiera. Eso es prácticamente imposible para un particular, pero la jerarquía de la Iglesia católica ya lo ha hecho y lo está haciendo.