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El monasterio burgalés que falsificó en el siglo XII una herencia para quedarse con una valiosa iglesia

El CSIC descubre que los monjes de San Pedro de Cardeña manipularon el documento que estaba considerado el más antiguo del Archivo Histórico de la Nobleza, pero cometieron un error al no borrar las pruebas.

Documento falsificado OSUNA CP.37, D.9 en el siglo XII por los monjes de San Pedro de Cardeña / CSIC

Era el documento más antiguo que custodiaba el Archivo Histórico de la Nobleza, con sede en Toledo. Lo fue hasta que la Ciencia dijo que, en realidad, se trataba de una falsificación. Era excepcional. Uno de los pocos pergaminos originales del siglo X castellano que ha resultado ser una manipulación –sobre un original que ya no existe– para que los monjes de una abadía pudieran quedarse con una iglesia.

Fuentes: asturiaslaica.com / Vicente G. Olaya, El País/ Carmen Bachiller, El Diario, 28 de noviembre de 2022

El documento pertenece al llamado ‘Fondo Osuna’ del Archivo Histórico de la Nobleza en un dossier con otros dos documentos y registra una donación del entonces conde de Castilla Asur Fernández y su esposa Guntroda al Monasterio de San Pedro de Cardeña. El edificio todavía existe a unos 10 kilómetros de Burgos y es un Bien de Interés Cultural (BIC).

El documento se dató en el año 943, pero resulta que el manuscrito fue elaborado en el siglo XII. Un estudio realizado por la Universidad de Burgos y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha revelado “anomalías”, tanto en la preparación del documento como en la grafía, que han permitido demostrarlo.

Los monjes usaron la falsificación para ganar un pleito judicial

Los monjes del monasterio de San Pedro de Cardeña (Burgos) deseaban a toda costa que la iglesia de Santa María de Cuevas de Provanco (Segovia), rodeada preciados viñedos, pasase a su propiedad. Sin embargo, la cuantiosa donación que les había hecho a su muerte el conde de Castilla, Asur Fernández, y su esposa Guntroda no hacía mención a este templo románico. Así que decidieron, 200 años después del fallecimiento del noble, falsificar el pergamino de su testamento. Pero cometieron un error: no eliminaron todas las copias de la auténtica herencia. Ahora, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Burgos han podido demostrar que el fraudulento documento ― la falsa cesión de la iglesia al convento―, considerado hasta ahora como el más antiguo de los custodiados en el Archivo Histórico de la Nobleza, en Toledo, es en realidad una falsificación del siglo XII, y no del año 943, como indicaba su data.

El documento amañado por los monjes (oficialmente OSUNA, CP.37, D.9) es un pergamino escrito en letra visigótica redonda. En él se registra una donación del conde de Castilla al monasterio de San Pedro de Cardeña, lo que lo convertía en excepcional, porque apenas sobreviven documentos originales del siglo X en castellano. Sin embargo, las investigaciones han demostrado que fue elaborado dos siglos después, en el XII.

La investigación, -cinco años de trabajo y “destilación lenta”, apunta Julio Escalona, investigador del Instituto de Historia del CSIC-, que se hará pública en breve en el Anuario de Estudios Medievales, ha desvelado los procedimientos para manipular el pergamino, así como los motivos que llevaron a confeccionarlo. Los falsificadores se basaron en una donación auténtica del conde, que reprodujeron insertando elementos que no estaban en su original, con el fin de utilizar el pergamino como prueba ante un posibles y futuros pleitos sobre la propiedad del templo, que finalmente se celebraron en dos ocasiones y que ganaron los monjes con el engaño.

Monasterio de San Pedro de Cardeña, en Burgos / Foto Turismo de Castilla y León

El análisis del pergamino, efectuado por Sonia Serna, de la Universidad de Burgos, ha descubierto anomalías tanto en la preparación de la página como en su redacción. La experta explica que el escriba estaba acostumbrado a trabajar con la letra carolina propia del siglo XII, y que se esforzó por imitar la letra visigótica redonda típica de la Castilla del siglo X. Pero en su trabajo se colaron rasgos anacrónicos, como el empleo del sistema de abreviaciones carolino o la adopción de soluciones anómalas para abreviar algunas palabras, algo que no era posible en el siglo X cuando supuestamente se redactó el auténtico. Con todo, la falsificación resultó suficientemente eficaz para cumplir su papel en los posteriores juicios por la propiedad de la iglesia.

«El falso documento incluyó una cláusula que cedía al convento la iglesia conquenese”

El documento se falsificó para usarlo como prueba a favor de los intereses del monasterio en un pleito. Literalmente “se construyó una nueva verdad” en un escenario judicial, apunta Julio Escalona. ¿Cómo lo lograron? Se hizo una copia del original, pero insertando de forma estratégica una cláusula que asignaba a este monasterio burgalés la propiedad de la iglesia.

El documento original que el monje utilizó como modelo para realizar su falsificación, analizado por Julio Escalona, del Instituto de Historia del CSIC, se perdió. Sin embargo, sobrevivió una copia en el cartulario llamado cartulario Becerro Gótico de Cardeña, que se conserva en la Biblioteca Zabálburu, en Madrid. Al comparar ambos textos, Escalona comprobó que el religioso imitó la redacción y aspecto del real, pero insertó estratégicamente una cláusula que asignaba al monasterio de San Pedro la propiedad de la iglesia de Santa María de Cuevas de Provanco.

La iglesia de Santa María de las Cuevas (Segovia) fue objeto de litigio entre el monasterio de Cardeña y los concejos de Peñafiel y Castrillo de Duero (Valladolid) en 1175. La abadía burgalesa ganó finalmente el juicio presentando el falso pergamino que probaba sus derechos, además de que dos monjes que juraron que era auténtico. “Ese documento era el pergamino del archivo toledano [el que se conserva en Archivo Histórico de la Nobleza], cuyos anómalos rasgos paleográficos concuerdan con una elaboración en la segunda mitad del siglo XII, tomando como modelo el original”, sostienen los investigadores.

“Su valor no reside en el dato anecdótico de ser o no el documento más antiguo del archivo [como se creía hasta ahora], sino en mostrar cómo las habilidades técnicas y la autoridad moral y religiosa se combinaron en este caso para construir una verdad creíble, capaz de triunfar en un escenario judicial. En último término, nos recuerda que para comprender a fondo cualquier período histórico es imprescindible entender cómo cada etapa reescribe y manipula su pasado”, según el estudio del CSIC y la Universidad de Burgos.

«En cualquier período histórico es imprescindible entender cómo cada etapa reescribe y manipula su pasado” “Permite entender cómo se manipulaba el pasado para construir una nueva verdad”

El Archivo Histórico de la Nobleza cuenta entre sus fondos más antiguos con documentos de los reinos de Castilla y Aragón del periodo entre los años 1130 y 1155. ¿Cuál es el más antiguo del que ahora dispone este centro sin que sea una nueva falsificación? “Eso requerirá más investigación”, apunta la directora. Aránzazu Lafuente hablaba abiertamente de las dudas generadas tras confirmarse la falsedad del pergamino conocido como ‘Osuna 9’. “Cuando hablamos de monasterios y de pleitos eternos, ahora nos preguntamos… ¿Y si…?”.

“Hay una alta probabilidad de que el documento que el monasterio usó en el pleito fuese el del Fondo Osuna”, señala Escalona. Para él “lo interesante” es que el documento que conserva el Archivo Histórico de la Nobleza en Toledo ofrece información “para entender cómo en el contexto medieval se reinventaba la historia, se reescribía la memoria y se manipulaba el pasado para construir una nueva verdad que terminaba por ser aceptada”.

“En este caso la verdad del siglo XII se impuso a la verdad del siglo X” a través del tiempo, hasta llegar a nuestros días. “Te das cuenta de lo que pesa la verdad judicial, la autoridad moral y directamente lo que pesa el poder político o social”. Pero este no es un caso único. “Hay muchísimos y los historiadores lo tenemos muy asumido, aunque a veces son difíciles de contextualizar. Vienen a ser como las fake news de hoy. Son una forma importante de saber cómo funcionan las sociedades. Dejarlo de lado es perder un enfoque importantísimo”.

El monasterio de San Pedro de Cardeña, donde se realizó la falsificación, fue completamente expoliado por las tropas napoleónicas durante la invasión de la península a partir de 1808. Los monjes huyeron despavoridos ante la llegada del Ejército francés y tuvieron que abandonar todos los tesoros que guardaban desde hacía siglos. Los soldados de Napoleón saquearon, por ejemplo, la tumba de El Cid, que descansaba en este cenobio, y repartieron sus preciosas armas y huesos por toda Europa a buen precio. Hasta realizaron orgullosos grabados que reflejaban el expolio del sepulcro del mítico guerrero burgalés. Hoy en día, una placa asegura que, aunque los restos del héroe castellano no permanecen, en el jardín del convento está enterrado el caballo de Rodrigo Díaz de Vivar. Posiblemente sea falso o una leyenda, como que la iglesia de Santa María de las Cuevas pertenecía al convento. Quién lo sabe.

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Publicado en Castilla León