La dificultad de morir sin religión: La Iglesia se ha apropiado de casi la mitad de los cementerios españoles. La Ley Hipotecaria aprobada por Aznar en 1998 permitió que la Iglesia inmatriculara más de 2.500 necrópolis públicas
Primer cementerio civil de España, cementerio de San Ildefonso / Foto ABC
4 de diciembre de 2021
Fuentes: Asturias Laica / Cadena SER Podcast / Cadena SER
Parte del programa A vivir que son dos días (Cadena SER) que dirige y presenta Javier del Pino se dedicó este sábado a las inmatriculaciones de la iglesia católica, cementerios incluidos.
Partiendo del cementerio civil de Madrid en el que fue enterrada Almudena Grandes, se repasa la historia de los cementerios civiles en España y su relación con la Iglesia en un reportaje de Javier del Pino y Valentina Rojo, con las intervenciones de Juan Bedoya -periodista de El País- y Eduardo Juárez Valero -cronista oficial del Real Sitio de San Ildefonso, donde se encuentra el primer cementerio civil de nuestro país– que nos hablan de los cementerios civiles y del negocio de los cementerios inmatriculados por la iglesia católica, más de 2.500 necrópolis públicas.
Como ejemplo de ello, la actual alcaldesa de Gualda (Guadalajara) cuenta cómo la iglesia inmatriculó el cementerio del pueblo y cómo perdieron la demanda contra el arzobispado obligando, además, al Ayuntamiento a pagar las costas: En Gualda se enteraron de que la Iglesia se había apropiado de su cementerio gracias a un par de barbacoas. El alcalde había construido un parque con mesas y unas parrillas al lado de la ermita, y cuando las vecinas se lo fueron a enseñar al nuevo párroco se llevaron una sorpresa: “El cura les dijo que aquel terreno no era del ayuntamiento. Fuimos al registro de la propiedad y comprobamos que efectivamente se habían inmatriculado el cementerio y dos ermitas”, recuerda María Ángeles Remón, que fue alcaldesa en el pueblo entre 2007 y 2014.
El de Gualda es solo uno de los casi 2.500 cementerios que fueron inmatriculados por la Iglesia entre el año 1998 y 2015, cuando estuvo en vigor la llamada Ley Hipotecaria del gobierno de José María Aznar. En España en 2006 había registrados 17.682 necrópolis, de las cuales las presuntamente parroquiales representaban el 44,8%. La ley de Aznar le permitía a la Iglesia hacerse con la propiedad de los bienes inmuebles que no pertenecieran supuestamente a nadie, y así se inmatricularon casi 35.000 propiedades, según un informe publicado por el Gobierno en febrero de 2021.
En el cementerio civil de Madrid, la escritora Almudena Grandes descansa en una sepultura que ni se intuye bajo el enorme manto de flores. “Nunca había visto una tumba así en este cementerio”, expresa entre sorprendida y emocionada Paloma Contreras, presidenta de la Asociación Funerarte. Ella conoce bien esta necrópolis porque hacía visitas guiadas en este “corralillo de los rojos”, como era conocido el lugar donde descansan personajes ilustres como La Pasionaria, Pablo Iglesias o Pío Baroja.
El cementerio civil de Madrid se inauguró en el año 1884, pero es probable que muchas personas se hayan enterado de su existencia hace apenas unos días a propósito del entierro de Almudena Grandes. “No interesaba que se conociera este lugar. Durante el franquismo, de hecho, estar parado delante de la puerta ya era delito”, explica Contreras.
La historia de los cementerios civiles en España, sin embargo, se remonta cien años atrás. Lo explica Juan G. Bedoya, periodista de EL PAÍS: “Los muertos se enterraban en las iglesias y las ermitas. Cuando llega la peste, las autoridades ven que eso es motivo de contagio y deciden sacar los cementerios fuera del casco urbano”.
Con este propósito nace en el año 1783 el primer cementerio civil de España, el de la Real Orden de San Ildefonso. Se construye a las afueras del pueblo, como marcaba la ordenanza de Carlos III, y nace con un objetivo sanitario pero también ideológico: la gestión de la muerte ya no recae sobre la iglesia, sino sobre el Estado.
El caso de los cementerios, uno de los negocios inmatriculadores de la iglesia católica, lleva a explicar en qué consiste el proceso de inmatriculación, qué concesiones -y en qué contexto- concedió Franco a sus «aliados en la cruzada» la posibilidad de registrar como si fueran notarios y cómo la llegada de Aznar -explicado por Nieves Concostrina- amplió a lugares de culto la posibilidad de ponerlos a nombre de la iglesia sin necesidad de papel alguno.
Hoy «los obispos se están convirtiendo en los primeros propietarios inmobiliarios y rurales de España», concluye Juan Bedoya.