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José Mari Esparza recibe el Monzon-Ganuza Saria

El acto de entrega se celebró el pasado 7 de marzo en el centro Seminarixoa de Bergara.

Asturias Laica, (Varias fuentes, en enlaces), 13 de marzo de 2024

José Mari Esparza recibió, en su cuarta edición, el premio ‘Monzon-Ganuza. Euskal Utopikoei Saria’, que trabajan conjuntamente la Fundación Olaso Dorrea y el Ayuntamiento de Bergara, en reconocimiento a su gran aportación a la memoria de nuestro país, a la unidad y a la libertad del país, como trabajador, editor o escritor, con palabras o letras.

En el comunicado del Ayuntamiento de Bergara para dar a conocer el nombre del ganador del galardón de esta edición, se destacaban algunos aspectos de su biografía:

Sus estudios en la escuela de los salesianos de Pamplona, su trabajo, desde los 17 años, en la fábrica que llamaban Luzuriaga y ahora Fagor Ederlan, su papel de sindicalista durante 20 años y sus «inicios editoriales» precisamente en la fábrica donde aprendió a fabricar ‘panfletos’ en la revista clandestina Fusión Obrera. Esparza ha comentado a menudo que su trabajo como editor comenzó entonces y que cuando fundó su editorial también siguió “haciendo panfletos”, convencido de que con palabras e ideas se puede transformar la sociedad, y con la misma vocación política. Durante mucho tiempo, José Mari Esparza siguió siendo un editor militante que trabajaba en la fábrica.

En 1987, junto con su compañero Juanjo Marko, decidió dejar el trabajo en la fábrica y abrir una editorial vasca, progresista, profesional y abertzale en Tafalla, con el mismo reflejo militante que exhibió en Altafaylla, donde había editado sus primeros libros (entre ellos coordinó la obra Navarra 1936. De la esperanza al terror, 1986). Los antepasados le pusieron el nombre del instrumento de percusión con el que se comunicaban, Txalaparta. Con el tiempo, la editorial vasca de Tafalla se convertiría en una editorial histórica del País Vasco.

En el acto de entrega del galardón la presidenta de la Fundación Olaso Dorrea, Iratxe Esnaola Arribillaga elogió la trayectoria de Esparza destacando el valor del trabajo que ha realizado por el euskera y la unidad, y recordó que «lo que los profesores y los abogados no cuentan» lo contó un trabajador que trabajó en la siderurgia durante 20 años, que tiene agenda y vida militante, que ha sido símbolo de una generación militante. Recordó y reconoció la aportación de Esparza, director, editor y autor de más de 30 libros en la editorial Txalaparta, junto a Gorka Artola, antes de entregar el premio a José Mari Esparza.

Además de libros, ha escrito cientos de artículos en prensa y ha participado de forma significativa en numerosos movimientos políticos, entre ellos la campaña contra las inmatriculaciones de la Iglesia.


Miembros de la Plataforma de Defensa del Patrimonio Navarro, junto a la Catedral de Pamplona. De izquierda a derecha: Julián Cenoz, Regino Ayesa, Andrés Valentín, Francisco Javier Berrade, Eguzkiñe Ayesa Andrés, Carlos Armendáriz, Miguel Ángel Lezáun, Marisol García, Joaquín Echeverria, Juan del Barrio, Antonio Salinas, Julio Urdín y José Mª Esparza/ Unai Beroiz

Y es precisamente su labor editorial, buscando documentación sobre una historia local lo que le llevó a descubrir que bienes que eran comunales, que eran del pueblo, en realidad habían sido inmatriculados por la iglesia católica, y a la creación de una Plataforma para la Defensa del Patrimonio Navarro que acabaría siendo el germen de un movimiento nacional, la Coordinadora Recuperando.

Lo recuerda la Plataforma en Defensa del Patrimonio Navarro en la conmemoración de los diez años de su creación:

«Cuando a comienzos del año 2007 el escritor y editor tafallés José Mª Esparza buscaba documentación para un libro de historia local, descubrió que unos meses antes la Iglesia había registrado a su nombre la parroquia de Santa María de Tafalla. Tras el estupor inicial, se encontró que lo mismo había sucedido con San Pedro y con las iglesias de Artajona y Ujué. El Arzobispado llevaba años inmatriculando todo tipo de bienes y nadie se había enterado. Un grupo de personas se movió con rapidez y ese mismo año se constituyó la Plataforma de Defensa del Patrimonio Navarro para intentar parar lo que se consideró un “escándalo monumental” sin parangón en Europa, como señala el presidente, Carlos Armendáriz»

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Publicado en España, Navarra